El segundo semestre del año vaticina mejores indicadores para los concesionarios, aunque también vendrá acompañado de nuevos desafíos a los que deberán enfrentarse.
Según un estudio de COX Automotive, la escasez de chips semiconductores provocará problemas en el suministro y por tanto la escasez de la oferta, tanto en el mercado de vehículos nuevos como en el de vehículos de ocasión. Esto producirá fundamentalmente dos efectos: por un lado, una mayor competencia en el mercado de coches usados que podrá derivar incluso en que las empresas opten por este segmento. Y, por otro, un aumento de la edad media el parque móvil y como consecuencia directa, de la contaminación.
En tercer lugar, también derivado de la escasez de semiconductores y por tanto, de la oferta, los concesionarios deberán afrontar un aumento de los precios de los vehículos nuevos y, a largo plazo si se alarga la carencia de chips, también de los vehículos de segunda mano.
“La escasez de materiales para la fabricación de automóviles nuevos podría tener un impacto mucho más perjudicial para los fabricantes, proveedores y distribuidores que todos los efectos de la pandemia”, explican desde Cox Automotive, que recomienda a los concesionarios maximizar sus márgenes de rentabilidad “siempre que sea posible”.