La sociedad avanza hacia una necesaria movilidad más sostenible, y los consumidores, cada vez más concienciados, apuestan por la compra de vehículos electrificados. Las administraciones públicas cumplen su papel como prescriptores de la descarbonización energética incentivando la compra de este tipo de vehículos. En este contexto se hace necesario que también las empresas automovilísticas adopten las medidas necesarias para que los vehículos sean sostenibles desde su misma fabricación, reduciendo la huella de carbono.
Muchas son las compañías que ya están dando pasos para implantar en sus fábricas los procesos necesarios para que la producción sea lo más “verde” y sostenible posible.
Esta fabricación sostenible pasa, por ejemplo, por la reducción del consumo de energía en la fabricación de las baterías de iones de litio, o del consumo de agua en la producción de vehículos.
El uso inteligente de los recursos permitirá reducir el consumo de energía, pero también utilizar energías limpias en las cadenas de producción y ahorrar materiales o utilizar componentes hasta ahora impensables, como botellas, telas, alfombras o hasta caña de azúcar y redes de pesca recicladas, que se transforman en modernas tapicerías de asientos, suelos, reposacabezas, alfombrillas o maleteros.
Las empresas automovilísticas no solo fomentarán el uso de energías renovables y materiales reciclados en los procesos de fabricación. También impulsarán medidas encaminadas a reciclar o reutilizar materiales de los vehículos una vez lleguen al final de su ciclo de vida.
Todas estas acciones, entre otras muchas, permitirán al sector de la automoción avanzar hacia una movilidad sostenible en su conjunto, desde la fabricación de los vehículos, hasta su conducción y posterior reciclaje.